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Historia de la lavadora: evolución y desarrollo

may 03, 2024

No hay evidencia más clara de la tecnología al servicio de la humanidad  que cuando esta se enfoca en facilitar las tareas cotidianas; la lavadora es muestra clara de esto que se ha adaptado a cada paso a las exigencias de la vida moderna de las personas: al tener variedad de tamaños para ajustarse a cualquier espacio, la diversidad de capacidad de carga que ofrece e, incluso, la incorporación de aditamentos que hacen más sencillo el tener ropa limpia como el centrifugado, secado o planchado pero, ¿cómo empezó la historia de la lavadora?   

Inicios de la historia de la lavadora 

Los primeros antecedentes de la historia de la lavadora se remontan al diseño de Jacopo Strada en 1600, aunque su concepto no fue retomado hasta 1691, cuando se patentó la primera lavadora inglesa, conocida como Washing and Wringing Machine. Esta máquina incluía un tambor o recipiente donde se colocaba la ropa con agua y jabón para el proceso de lavado. 

En 1766, Jacob C. Schäffer implementó un sistema de rodillos en la lavadora, lo que permitía un ahorro considerable de combustible para calentar el agua y la lejía, un elemento comúnmente utilizado antes del jabón en ese entonces. Luego, en 1782, el inglés Henry Sidgier creó un aparato manual formado por un tonel de madera y una manivela, lo que reducía el esfuerzo necesario para lavar las prendas y disminuía el daño en los tejidos. 

La primera lavadora mecánica 

El verdadero avance de la historia de lavadora llegó en 1851, cuando James King inventó la primera lavadora mecánica, basada en un tambor que utilizaba la presión del agua para agitar la ropa y eliminar la suciedad. Esta invención fue mejorada por Hamilton Smith en 1858, cuando patentó una versión rotativa que pronto se hizo más popular que su predecesora. 

Para 1874, el inventor William Blackstone redujo las dimensiones, lo que permitió una mejor adaptación de estos aparatos en los hogares. Este avance marcó el comienzo de una era en la que las lavadoras se convertirían en una pieza esencial para facilitar la limpieza de la ropa acercándose cada vez más a la versión moderna. 

Evolución de la lavadora 

Cuando se establecieron los mecanismos básicos de la lavadora, surgió el interés de que su funcionamiento no dependiera de la atención humana. En este contexto, en 1901, Alva J. Fisher logró patentar una de las primeras lavadoras eléctricas. 

Fisher no se conformó con esto y continuó mejorando su diseño: instaló una puerta con bisagras en la parte superior para evitar salpicaduras de agua al girar; incorporó una caja de cambios automática que hacía que el tambor cambiara de dirección para evitar que la ropa se apelmazara; e incluso presentó diagramas detallados con válvulas de presión. 

En 1908, Fisher creó el modelo Thor, que fue presentado por la Hurley Machine Company. Esta lavadora incluía un tambor con bañera galvanizada y motor eléctrico, y obtuvo su patente en 1910. 

En 1937, la lavadora captó una gran atención al obtenerse 60 patentes en el mismo año. Uno de los modelos destacados fue el desarrollado por John Chamberlain, capaz de lavar, enjuagar y extraer el agua en una sola operación. Un año después, el inventor J. Ross Moore ideó un sistema de secado automático.

Un mercado en auge 

No fue hasta 1952, que la historia de lavadora daría un gran avance con el lanzamiento de la primera secadora centrifugadora por parte de General Electric, cuando el mercado realmente despegó. Sin embargo, incluso en ese momento, estas máquinas seguían siendo bastante costosas y solo accesibles para familias adineradas. 

Fue en la década de los sesenta que el precio de estos electrodomésticos comenzó a reducirse, los avances tecnológicos y la mejora en los procesos de fabricación permitieron una producción más eficiente y económica. Con el tiempo, se desarrollaron métodos de producción en masa que redujeron los costos de fabricación lo que permitió que las lavadoras alcanzaran hasta un 60 % de penetración en los hogares europeos. 

Este crecimiento en la disponibilidad de lavadoras condujo al surgimiento de diversas empresas comercializadoras en todo el mundo. Una de las pioneras en capitalizar esta tendencia fue la empresa Balay, que no solo se destacó como la primera en comercializar lavadoras automáticas en España, sino que también empezó a distribuir estos electrodomésticos en México a partir de 1966 marcando el inicio del comercio de la lavadora de forma internacional. 

Lavadora moderna  

En la evolución de la historia de la lavadora, se observa un progreso significativo en su funcionamiento y eficiencia a lo largo del tiempo. En 1977, se introdujo por primera vez un chip microprocesador, lo que marcó un cambio importante hacia un enfoque más electrónico en lugar de mecánico. Este avance permitió optimizar los temporizadores y controles de uso. Posteriormente, en 1991, se presentaron los primeros microcontroladores con temporización, y en 1994 se lanzó la primera lavadora con calificación Energy Star, destacando el enfoque en la eficiencia energética. 

En la década del 2000, la lavadora se convirtió en un elemento habitual en los hogares, con un énfasis creciente en reducir el consumo de agua y energía. En 2006, surgieron las primeras lavadoras con función de Air Wash, que desinfecta el agua de enjuague, seguido por el diseño de una lavadora en la Universidad de Leeds en 2008, que solo requería 250 mililitros de agua por lavado. Más adelante, en 2010, se introdujeron las primeras pantallas táctiles en las lavadoras, junto con los primeros indicadores de responsabilidad ecológica en 2012, impulsando una mayor conciencia ambiental en la fabricación de electrodomésticos. 

Otros avances 

Algunas marcas se han destacado por presentar avances con programas para sus lavadoras desde sensores de ventilación hasta sistemas de secado a vapor y modos de ahorro de energía. Se han introducido características como AddWash que permite añadir ropa en cualquier momento del ciclo de lavado; QuickDrive, que reduce en un 50 % el tiempo de lavado y en un 20 % el consumo energético que demostraron un enfoque en la comodidad y la eficiencia del usuario, mientras que sistemas como Smart Check permitieron un diagnóstico automático de problemas. 

En resumen, la evolución de la lavadora ha sido marcada por avances significativos en tecnología y eficiencia, lo que ha transformado este electrodoméstico en un elemento indispensable en los hogares modernos. 

Gracias al avance en la historia de la lavadora ya no es necesario pasar horas fregando a mano en el lavadero, la lavadora se encarga de todo el trabajo pesado. No solo aligera cargas de trabajo, nos permite aprovechar mejor nuestro tiempo y dedicarlo a otras actividades. 

El mercado de las lavadoras en México 

La tecnología de las lavadoras ha avanzado tanto que ha llevado a que los principales distribuidores de este electrodoméstico se descentralicen de Europa. Hoy, México es el noveno exportador del mundo de acuerdo con el último reporte del Observatorio de Complejidad Económica con $608 millones y sus mejores receptores son Estados Unidos de Norteamérica ($347M), Canadá ($77,6M), Colombia ($52M), Perú ($34,2M) y Guatemala ($24,4M).   

De acuerdo con Profeco, entre las mejores marcas mexicanas de lavadoras se encuentran Mabe con una amplia variedad de modelos adaptados a diferentes necesidades y presupuestos; y Koblenz, cuyos modelos suelen destacarse por su durabilidad y diseño funcional. 

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Fuentes:  

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